Dorian es un joven de clase alta, inocente, feliz y despreocupado cuyo mayor objetivo en la vida es posar para su querido Basilio Hallward, pintor que por otro lado siente una admiración desmesurada por Dorian y que lo cuida como si de una musa se tratara. Todo se desarrolla dentro de este ámbito de banalidades hasta que un día Dorian conoce a Henry, un peculiar amigo de Basilio cuyas ideas sobre la importancia de la belleza y la vida desencadenarán la tragedia de la propia vida de Dorian, al decirle que dado su extremo atractivo físico sería una verdadera pena que envejeciera. Es aquí cuando aparece el famoso pacto con el diablo al ofrecer Dorian Gray su alma a cambio de no cambiar nunca su aspecto, y que por él lo haga su cuadro, el que ha pintado Basilio Hallward.
Persnalmente, me gusta como escribe Wilde, si quizá no es tan práctico, pero me gusta su visión peculiar, en esta obra, me parece exquisito, este tipo de historia, ácida, misteriosa, intrigante es bastante buena, cuando se inicia el libro, que he leído antes de la aparición de la reciente película, se llega ante un libro, pequeño, lleno de expectativas, y se termina con una sonrisa, porque francamente es buenisímo, a sabiendas que no suelo elogiar tanto a las obras, pero, en verdad que vale la pena, Wilde nos lleva por el mundo tanto material como personal, nos sumerge en lo más hondo de la especie humana, tiene esa caracterísitica de inmortal, pone al lector desde un plano de juez, es un placer leerle, para beber con 4 tazas y media, por el deseo de mayor volumen.
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